Preventor, compañía dedicada a la autenticación de identidad digital, considera que el fraude de identidad genera un impacto en todos los niveles, arriesgando a las empresas a la pérdida de su credibilidad al exponer datos críticos de sus usuarios, así como un impacto en su productividad.
De hecho, el año pasado al menos 49 millones de estadounidenses fueron víctimas de fraude de identidad, principalmente en ataques relacionados con billeteras digitales y cuentas peer-to-peer (P2P), según un reciente reporte de Javelin Strategy & Research.
"El fraude de identidad ha evolucionado”, alerta al respecto el analista de Javelin Strategy & Research, John Buzzard, quien destaca que “la pandemia inspiró un cambio importante” en la forma en la que los delincuentes actúan.
Un punto de inflexión fue el 2020, dado que en medio del confinamiento los consumidores optaron por los canales electrónicos para realizar sus compras de primera necesidad, llevando el número de compradores digitales de 209,6 millones en 2016 a 227,5 millones en 2020 en EE.UU.
El número de personas que realizan transacciones, búsquedas y comparaciones de precios de productos, llegará en 2021 a 230,5 millones y hará que EE.UU. se convierta en líder mundial en cuanto a la penetración del comercio electrónico, lo que supone cada vez más retos para aquellos que se dedican a garantizar la seguridad y trazabilidad de las operaciones.
Una encuesta aplicada por PwC en 2020 en casi un centenar de territorios del mundo da cuenta de que los delitos relacionados al fraude están creciendo de forma alarmante. Precisamente, el 47 % de las empresas consultadas sufrió un ataque de ese tipo al cabo de los últimos 24 meses y estos crímenes representaron costos por US$42.000 millones.
Más allá de las cifras, lo más preocupante de la situación es que una vez reciben un ataque, las organizaciones no están actuando con la misma velocidad, lo que se evidencia en que solo el 56 % hizo una investigación sobre su peor incidente y únicamente un tercio lo informó a la junta.
“¿El mensaje? Para cualquier negocio, incluido el suyo, la amenaza de fraude es actual y está creciendo. Es un riesgo que ignora o subestima a su propio peligro. Y demasiadas empresas están haciendo precisamente eso”, alerta.
Los costos asociados a la autentificación de identidad y los fallos en las estrategias de seguridad, que se presentan al no adoptar sistemas de autentificación con alternativas como reconocimiento facial y de voz, van más allá de lo monetario, según analistas de Preventor.
Lance Spitzner, especialista de SANS Institute, una organización enfocada en seguridad de la información, alertó que “deshacer el fraude de identidad puede llevar un promedio de seis meses y de 100 a 200 horas del tiempo de una persona”, tal y como lo reseñó el medio británico The Economist.
Estas exposiciones se pueden evitar con la implementación de una estrategia completa de Know Your Customer (KYC), para lo cual es clave contar con una guía profesional que les permita a las organizaciones, por ejemplo, realizar una autenticación de la documentación a través de las distintas jurisdicciones, un ejercicio que, combinado con la comparación biométrica de alta tecnología, garantiza fiabilidad.
Justamente, el vicepresidente de productos de identidad de Visa, David Henstock, ha manifestado en el marco del estudio de Javelin Strategy & Research que “las formas estáticas de autenticación del consumidor deben reemplazarse por un enfoque moderno basado en estándares que utilicen biometría”.
Según lo explica Preventor, no conocer a los clientes conlleva fuertes sanciones monetarias y de reputación para las organizaciones, que tienen la presión de los reguladores para evitar el soborno y el lavado de dinero basado en el análisis de riesgo.
Teniendo en cuenta los costos asociados a ignorar la eficiencia de la autentificación de identidad, una de las opciones más viables es asesorarse de las firmas con más experiencia para cumplir con la regulación. De esta forma pueden ahorrar dinero si se tiene en cuenta que desplegar un equipo de profesionales dedicado 100 % a esta tarea puede representar millonarias inversiones.
La clave se resume en reconocer los riesgos asociados a su operación, identificar las fallas a tiempo, principalmente aquellas que pueden poner en riesgo la información crítica de sus clientes, y actuar ya de la mano de un socio estratégico que cuente con la experiencia y la infraestructura adecuada para hacer frente a este reto de cara a una sociedad que cada vez más depende de soluciones tecnofinancieras en su día a día.
