Jaime Ramírez, CEO de Preventor
Con la migración de procesos críticos y trámites que en el pasado se hacían de forma física al mundo virtual, la verificación de identidad pasó a ser un área estratégica para las organizaciones y un factor diferencial para generar mayor confiabilidad, eficiencia y competitividad en un mundo cada vez más hiperconectado y en el que los riesgos cibernéticos siguen generando estragos en diferentes sectores de la economía.
La verificación de identidad ha estado en constante evolución en los últimos años gracias a una ola de innovación sin precedentes, pero al mismo tiempo hemos sido testigos de cómo los fraudes se diversifican a la par con las nuevas tecnologías y generan un mayor impacto en organizaciones de todos los tamaños.
De hecho, los ataques más recientes exponen grandes brechas de seguridad en la verificación de identidad que las empresas terminan pagando con la pérdida de la reputación en un producto o servicio, mayores tasas de abandono o millonarios costos asociados a las demoradas en la recuperación frente a estos incidentes.
Luego de un año retador en la industria, el 2023 no estará para nada exento de transformaciones y de la consolidación de varias tendencias que veíamos crecer. A continuación, cinco cambios esperados para la verificación de identidad digital en este año que vemos desde Preventor:
El concepto de inteligencia artificial (IA) copó los titulares del mundo y generó un amplio debate a propósito de la sorprendente actividad de ChatGPT, el chatbot que genera texto de forma natural y responde prácticamente a cualquier pregunta que se le haga. El sistema, desarrollado por la empresa de IA OpenAI, da muestras del poder de esta tecnología y nos recuerda una vez más los alcances de la misma en diferentes ámbitos de la vida humana. Pues bien, la inteligencia artificial también podría generar distintas disrupciones en la industria de la verificación de identidad este año, al darle más instrumentos para la lucha contra el fraude gracias a la detección temprana y la respuesta automatizada a amenazas conocidas. Pero al mismo tiempo, del lado de lo atacantes, la IA se está usando cada vez más con fines maliciosos que retan a empresas y consumidores. Según cifras de LexisNexis Risk Solutions, hasta diciembre de 2022 los ataques con bots a la identidad digital presentaron un aumento global del 38% y el sector del comercio electrónico es el más amenazado, puesto que en este los fraudes de este tipo subieron un impresionante 155% interanual.
La llegada de la web 3.0, la siguiente generación de internet que descentraliza las operaciones en la red y les da a los usuarios el control sobre sus propios datos, revolucionará el negocio de la verificación y Preventor está a la vanguardia de estos cambios. Ya está en camino su nueva digital identity wallet, mio.id, que saldrá al mercado en 2023 y estará disponible para usuarios y comercios que deseen acelerar sus procesos con mayor agilidad, seguridad y privacidad.
La web 3.0 impulsará nuevas tendencias como la identidad soberana (self-sovereing identity) en espacios como el metaverso. Este método les dará soberanía a los usuarios en la administración de sus credenciales y les permitirá decidir qué tipo de informaciones comparten con los servicios, validando su identidad sin intermediarios. Todo esto será posible gracias a la infraestructura que lo soporta, el blockchain, cuyo potencial ha quedado más que demostrado con la irrupción global de las criptomonedas. Pero más allá de eso, su adopción en industrias como la financiera ha dado mayor seguridad y transparencia en las transacciones, pues en su red transita información que es auditable, rastreable y verificable, tal y como lo explica la firma estadounidense IBM. El blockchain y la web 3.0 serán una realidad para la verificación de identidad en 2023 y se espera que ocupe un lugar cada vez más relevante en la industria, generando un entorno más seguro para los consumidores, al mismo tiempo que las empresas pueden generar mayores eficiencias, ahorrar costos y reducir la burocracia.
Por muchos años estuvimos acostumbrados a que la mayoría de los fraudes digitales se concentraran en generar impactos directos en las empresas, principalmente en áreas como la salud o las finanzas, en los que se maneja un alto flujo de información sensible de los usuarios y este tipo de delitos suelen generar millonarios réditos. No obstante, a medida que las empresas se blindan de mejor forma contra el fraude, los atacantes están dando el salto desde el mundo corporativo para impactar con sus estrategias cada vez más a los usuarios directamente. Para ello, se basan en la llamada ingeniería social para poder ejecutar técnicas como el phishing o el smishing. En EE.UU. se calcula que el fraude en línea generó pérdidas por US$3.560 millones únicamente en el primer semestre del 2022, lo que representó un incremento del 53% frente al mismo período del año pasado, de acuerdo a cifras de la Comisión Federal de Comercio (FTC), recopiladas por Atlas VPN.
Los datos son el activo más valioso en el mundo digital y preservar su integridad se ha convertido en una de las principales preocupaciones en todo el planeta, a medida que el debate sobre la gestión de los mismos en servicios como el de las redes sociales ha aumentado. Con la rápida expansión de herramientas para el reconocimiento facial biométrico y de voz, las empresas se ven expuestas a un control cada vez más estricto de los reguladores frente a la gestión de estos datos sensibles. A medida que las apuestas por la virtualidad aumentan con iniciativas corporativas como la del desarrollo del metaverso, también crece el debate global sobra la importancia de regular la identidad digital y todas las iniciativas en torno a esta temática. La Unión Europea, por ejemplo, se ha adelantado a estas discusiones y prevé que para el 2030 un 80% de los ciudadanos tenga su propia cartera o identidad digital, un tipo de documento que podría servir para una diversa lista de servicios como abrir una cuenta bancaria o ingresar a la universidad.
Dado que las amenazas no dan tregua y las organizaciones se verán cada vez más expuestas a los retos asociados al fraude, se espera que las herramientas de identificación de identidad evolucionen en efectividad y agilidad ante una mayor preocupación por desarrollar la interoperabilidad en las empresas y los mismos Estados. En este escenario, se podría esperar que la verificación de identidad empiece a ser parte cada vez más de la cadena de valor de las organizaciones y de su día a día. Con ello, es predecible que estas herramientas se apliquen de forma constante en los diferentes servicios a los que acceden los consumidores y las respuestas se den prácticamente en tiempo real, gracias a soluciones como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático que llevarán a un siguiente nivel esta industria. Esto no solo contribuirá a reducir los tiempos de respuesta, sino que además ayudará a generar más confianza en estas herramientas a medida que las empresas siguen ahorrando costos y trasladan estas eficiencias a sus usuarios, que a su vez verán cómo los procesos burocráticos se reducen gracias a la interoperabilidad de distintos dispositivos y plataformas que harán más simple la verificación de identidad. Una ola de innovación está por verse y seremos testigos de lo que ella traerá en 2023.